Este sepulcro constituye una obra que se inscribe en los nuevos derroteros que emprende la escultura funeraria en España en general, y en el Cementerio de Nuestra Señora de los Remedios, en particular, con el paso del siglo XIX al XX. El obelisco se alza sobre un cuerpo cúbico que acoge las antorchas invertidas cruzadas y encima del cual se sitúa una base con escocia y moldurada que sirve de soporte a otro cuerpo cúbico donde se ubica la cartela con la inscripción del nombre del propietario en el frente y en los laterales las urnas flameantes bajo las cuales se presentan dos zapapicos cruzados de difícil adscripción simbólica. Este cuerpo culmina en una especie de frontón con arco de medio punto que sirve para la base, también con escocia, del obelisco propiamente dicho, que se presenta con su punta truncada y decorado en sus cuatro esquinas con hojas de acanto y en el frente con la palma (ORTIZ MARTÍNEZ, 2018).